lunes, 7 de abril de 2014

Comunicación Organizacional

I

Aquí uno tiene que conocer a todo el mundo. Conocer velozmente, superficialmente; de otro modo, uno aquí tendría que dejar que lo conozcan, y eso es lo mismo que renunciar a uno. De eso se trata la Comunicación Organizacional: de estudiar los comportamientos, los gustos y las rebeldías de las personas dentro de la empresa, y así entregar un diagnóstico sobre sus problemas comunicacionales. Es preciso formar y no formar parte, aparecer y desaparecer de los registros, hallar los problemas pero no hallarse dentro de ellos; es preciso ser un elemento que analiza, que sojuzga, que compara, y es increíble que a uno le paguen por eso.

En realidad para nadie es un secreto que todo está patas arriba y si a unos les pagan una miseria por hacer el trabajo de veinte, a otros les pagan un dineral por no hacer nada. Y para nadie es desconocido que el truco está en saber colocarse: porque en algún momento la realidad nos alcanza y ya es un hecho que debemos tomar las cosas más en serio. Por eso el curso de Comunicación Organizacional tiene dos requisitos: cursar el quinto ciclo y tomarse las cosas en serio, antes que no haya más tiempo y uno termine dentro de ese incómodo grupo de gente que no supo colocarse a tiempo. Pero para eso hay que estar preparados. 

—Vean lo compleja que es la comunicación entre dos personas —dice la profesora—; ahora, imagínense entre tres, ¡entre cuatro personas!

¡Cuánta razón tiene la profesora! Es difícil. ¿Cuánto de lo que decimos podrá traspasar las barreras de los prejuicios, de la torpeza, de la sensibilidad, de un momento inadecuado? ¿Cuánto realmente podrá atravesar el Ruido? Y, como dice la profesora, imaginemos la comunicación no ya entre dos, sino entre tres, ¡entre diez personas!, y ya no en un pequeño grupo, sino en una empresa, en una compañía, en una nación, una nación que requiere de una meta en común y un acuerdo para lograrlo. Además, es indispensable no olvidar nunca que estamos luchando por colocarnos. Para enfrentar esta batahola de problemas es que llevamos cursos como Comunicación Organizacional.

—En este curso —añade la profesora—, vamos a aplicar las normas de redacción de la APA (The American Psychological Association—. En verdad es prudente la profesora. Porque en ninguna parte hay tantos problemas de comunicación como en un salón de clases, donde cada quien tiene sus ideales, sus luchas, sus conflictos, su propio estilo, donde cada quien persigue un sueño inalcanzable. La comunicación no es en modo alguno un asunto sencillo.

II

A propósito, ¿cómo es la profesora? En esta clase yo me siento adelante. Para mí no hay curso más importante que este. Después de todo, aquí uno debe conocer a todo el mundo.

La profesora tiene miedo. Es lo primero que salta a la vista, pero ¿a qué le teme la profesora? Ella dice que se especializa y se especializa y siente que aun debe seguir especializándose, pues un profesional debe estar preparado para todo. 

En otra ocasión nos dijo: "Nada de esto, ni de esto tampoco. Mis alumnos no se meten en tonterías. Y recuerden: antes de protegerse, es mejor no hacerlo".

Otra cosa que notamos es que la profesora es una buena ciudadana. Y no solo eso, porque también es una interesante profesora, inteligente psicóloga, mejor amiga, y en suma, un elemento de provecho para la sociedad. Pero tiene miedo. Quizás la razón sea justamente el miedo. Miedo no solo a que la cojan desprevenida, a ser superada por las circunstancias, miedo también y sobre todo a sí misma, como cuando hacemos algo y solo después le buscamos una justificación para seguir en paz con nosotros mismos. 

—Es porque tiene que ser así —dice la profesora, y sin quererlo, en esta frase ha resumido todo el descontento, todo el infortunio, toda la impotencia de aquellos que hemos sido víctimas del miedo. Es porque tiene que ser así, ¿cómo podría ser de otra manera? Y toda la preparación, todos los estudios, todas las especializaciones son solo otra manera de hacer frente al temor de no ser capaz de manejar las circunstancias que vendrán. Un temor que es una constante en las personas de arriba, y que a veces nos trasladan a nosotros. Es el porqué de este curso y el sino de esta comunidad de la que somos parte. Ya hemos aprendido a vivir con eso.

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