jueves, 8 de mayo de 2014

Lo que es bueno

Nosotros estamos cansados de hablar de lo malo. Muy cierto es que lo malo está en todas partes y también dentro de nosotros, pero en algunos lugares todavía se encuentra lo bueno. Y no lo bueno circunstancial, no lo bueno que traerá desgracia ni lo bueno que quizás pudo ser mejor; simplemente lo bueno, lo que es bueno, lo que nos hace felices y solo nombrarlo nos hace felices.

Beber es bueno. Nada mejor que comenzar la semana bebiendo y ¿qué mejor manera de terminarla? La bebida daña la salud, pero demasiada salud nunca es buena: es demasiado cara, se consigue con mucho esfuerzo y se pierde por nada. Bebiendo suceden las mejores cosas y nunca se siente uno mejor que después de haber bebido. Además, son tan malos los abstemios como los alcohólicos, pero uno siempre puede fiarse de un borracho.

Los lugares limpios y bien iluminados son, como notara un escritor que no tenía miedo de la muerte, algo muy bueno. No basta con que sea limpio, por fuerza tiene que estar bien iluminado. Tal vez apenas alterada la tranquilidad de nuestro recinto por el murmullo de las hojas del jardín. Con una sillas de madera, una mesita y un terreno pedregoso, y la posibilidad de que repentinamente llegue un amigo y se ponga a charlar con nosotros. Y a beber, que esas son las mejores cosas que tiene la vida.

Un poco de Azorín también es bueno. No demasiado ni tampoco algunos libros que no le salieron buenos, pero sí en pequeñas cantidades, antes de escribir o para acompañar cualquier espera. «Azorín... Mishima puede ser el más grande escritor, pero te manda al piso. En cambio, Azorín te da unas ganas de escribir...», dice a menudo el Diablo, nuestro amigo, y nosotros no podríamos estar más de acuerdo.

Los amigos también son buenos. Pero, ¿hasta qué punto? Son buenos ante las dificultades y en el desamor y sin embargo es a la soledad y a la vida retirada a lo que aspiramos. Aun así, son gratos los amigos, pero solo cuando eres capaz de amarlos y no se puede amar a tantas personas. Ese es el motivo de que uno vaya dejando amigos y a veces es penoso regresar y darse cuenta de todos los que han partido.

Sin duda, viajar también es bueno. Nosotros preferimos viajar en soledad. El mismo valiente de antes dijo una vez que solo se puede viajar con las personas que amamos. De otro modo, no tiene sentido, ya que las personalidades se anulan y nadie puede dejar sus hábitos en libertad. ¡Qué tarea más ardua que reconocer a quien amamos realmente y a quien solo querremos por una temporada! Por eso es preferible viajar en soledad, pero si tienes la fuerza y el valor para aceptar a quien amas ya cambia la cosa.

Y a propósito, ¿es el amor algo bueno? Yo he intentado una respuesta: amar no siempre es bueno, pero sí lo es haber amado. Yo creo que nadie se arrepiente de haber amado, mas y cuando nada se ha perdido y alguien que ama verdaderamente nunca puede perder nada porque todos sus sentimientos se encuentran resguardados por el espíritu del Eterno Amor que todo lo ve y todo lo abarca.


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