martes, 31 de diciembre de 2013

Durante el año

Te digo la verdad, no sé cuánto tiempo vaya a durarme esta cordura. Ahora estoy sereno, pero hace unos momentos me vinieron unos arrebatos en los que no quiero pensar. Quien quiera que haya puesto en mí este mecanismo para reconocerte hizo un buen trabajo. Te reconozco, y aun ahora, te veo.

Te digo otra cosa: me gustan los pies porque siempre necesitan abrigo; son como niños a quienes descuidamos después de comprarles la ropa y los juguetes. Pero ellos necesitan de nosotros, necesitan abrigo. Me gustan los pies porque son fuertes y ágiles y nos llevan a todos lados. Porque hasta en una importante reunión uno puede jugar con sus pies sin perder la mesura. Quiero que sepas que yo no puedo dormir con medias. Mi madre me quitaba las medias antes de dormir cuando era niño y es por eso que nunca duermo con ellas. Cuando siento frío en el cuerpo, me abrigo los pies con una manta y el frío desaparece.

Del mismo modo, yo quisiera conocer tus manías, tus juegos, tus pecados, tus vicios secretos. Yo quisiera verte sin luz y empezar a dibujarte a partir de tu voz, tu olor y tu cuerpo.

Yo quisiera conocerte toda. Y si eres desconfiada niégame el trato y aún así te conoceré cuando recorra tu cuerpo. Yo te provocaré hasta que la impaciencia te derrote y te amaré tiernamente porque para eso te esperé tanto tiempo. ¡Vaya que ha sido un largo tiempo!



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