miércoles, 8 de enero de 2014

Sutilezas de amantes

Mi Amada, nuestros viajes, nuestras flores
el sol divino, las tardes de múltiples colores.
La rueda desgastada de nuestras vidas
el amor como un amor de hojas caídas.
Mi Amada, el cielo azul, el cálido alborozo
tus vestidos, mis corbatas, nuestro gozo.
Las tardes celestiales, la casa defendida
el dulce cielo eterno, la felicidad rendida.
¿Recuerdas nuestro viejo amar incierto?
Los pasos temblorosos, ¿el miedo al descubierto?
La soledad de los demás nos encerraba
y el frío mundo, ajeno, recelaba.
¿Quién pudiera predecir en ese entonces?
Tanto juego, tanta vida, tantos goces.
Y una noche que se nos hacía interminable
¡pero la mañana rencorosa, fría, inevitable! 
Mi Amada, tus pasteles, mis zapatos
los mensajes ocultos tras los platos.
Las imborrables tardes en el verdor nuestro patio

los libros que leímos, los viajes al espacio.

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