Escuché
atentamente
qué
era la comunicación
sus
laberintos, sus atajos
y el
ruido que la estropea,
estudié a fondo
hallé
un sinfín de constructos
comprendí
que el emisor era mi hermano
el
receptor también mi hermano
pero
el canal no lo era.
¡Ay,
epistemología! ¡Cómo me doliste!
Cómo
me dolió saber
que
antes de ser personas
éramos
epistemología
antes
de ser nada
éramos
epistemología
que los abrazos de mi vida
fueron signos lingüísticos
disfrazados.
Pero
de la vida
de
la verdadera vida
de
su silencio
y de
sus miradas en silencio
no
había nada escrito,
ni
del roce de unas manos
ni
de los presentimientos.
Yo,
que he hablado en silencio
casi
toda mi vida,
comprendí
que
jamás dije nada.
(según
ellos)
Escuché
atentamente
me
sonrojé con sus discursos
quise
cantar
y me
callaron
quise
advertir
y me
callaron.
Comunicador
que comunicas
últimamente
qué
poco has comunicado.
Porque
no ríes
ni
lloras
con la verdad en las manos.
Has
de estar muy solo,
incomunicado.
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